30 de septiembre de 2011

El regreso a Ítaka

Hay instantes que parecen no alejarse en el tiempo. Recuerdo un atardecer cuando era niña, el sol ya se había ocultado y la luna empezaba a asomarse tras la línea del mar. Un airoso velero salía en ese momento de la bocana del puerto, delante de mi casa, dejando tras de sí una estela plateada sobre las aguas oscuras. La brisa marina me impregnaba los labios de sal y de pronto me invadió un intenso anhelo: viajar a bordo de ese velero, aún sin saber a dónde se dirigía, tal vez a algún lugar remoto, tal vez a Ítaka. En ningún momento pensé en el regreso.


Muchos años después de aquella tarde y con unos cuantos viajes en la mochila, a veces vuelve a mí ese anhelo de izar velas rumbo a tierras desconocidas. Quizás parezca, aunque sólo remotamente, el mismo anhelo de Ulises, el gran héroe homérico, al abandonar las costas de Ítaka para volver treinta años después, más viejo, más cansado, más feliz.
«Viajar es ganarle tiempo a la muerte.»
(Javier Reverte)
Gracias familia, amigos y lectores espontáneos por seguir el blog, un placer compartirlo.

1 comentario :

Jaume B. dijo...

M'agradat molt llegir-ho, gràcies per deixar-me viatjar amb voltros