24 de octubre de 2009

Kyoto, Shirakawago y Takayama, los siete samurais

La máxima representación del ideal de belleza nipón es la floración del cerezo, el sakura, festejado en todo el país. El sakura representa para un japonés lo efímero de la existencia, pues desde que brota la flor hasta que empiezan a caer sus pétalos apenas transcurren unos pocos días, pequeños instantes de plenitud, de belleza cegadora y fugaz. Cada año, al llegar abril, Japón entero resplandece.


Pero además de la primavera también se venera otra estación del año: el otoño, cuando las hojas de arce tornan rojizas (momiji). El jueves por la mañana en Arashiyama, un pueblecito a las afueras de Kyoto, pudimos disfrutar de las primeras hojas rojas del momiji. Fue un hermoso paseo entre pequeños templos escondidos en un espeso bosque de bambú junto a un rio. Los esbeltos troncos de bambú se mecían con el viento y por un instante permitían pasar la luz del sol. Mientras, algunos monos saltaban de un tronco a otro sobre nuestras cabezas.


A mediodía llegó el esperado Jidai Matsuri, el festival de las edades de Kyoto que se celebra cada año el 22 de octubre y bueeeno, para ser una fiesta no es precisamente un derroche de jolgorio y cachondeo pero es bonito, muy bonito. Básicamente se trata de un desfile con trajes de época por las calles de Gion que va desde el palacio imperial hasta el santuario Heian. Lo mismo se puede decir del otro festival que se celebra ese mismo día por la noche en Kurama, a pocos kilómetros de Kyoto, el Kurama No Hi, festival del fuego, un correfoc a la japonesa. Mereció la pena verlo aunque ni uno ni otro fueran la gran fiesta que esperábamos.


Ayer por la mañana dejamos el hostal de Kyoto donde hemos dormido desde que llegamos a Japón y cogimos un tren hacia Takayama, un bonito pueblo entre montañas. Nos fuimos de Kyoto con muchísima pena pero con la ilusión de volver algún día, no sabemos qué año pero sí el mes: abril, cerezos en flor, sakura esplendoroso.


Nada más llegar a Takayama dejamos las mochilas en el ryokan que habíamos reservado y nos marchamos en bus a pasar el día en Shirakawago, una aldea de cuento muy cuca rodeada de frondosos bosques. Al regresar al ryokan de Takayama nos recibió con una reverencia sa madona ataviada con un elegante kimono. Nos acompañó a la habitacion y nos sirvió un delicioso té mientras nos preparaba la cena. Un ryokan es un alojamiento tradicional japonés, una casa antigua de madera con suelo de tatami, paneles correderos de papel de arroz, futones para dormir y un onsen (baño comunal exterior de aguas termales). Teníamos un hambre atroz y habíamos reservado la habitación con cena incluida, pero no a la carta sino menú sorpresa. Así pues, nos sentamos en el suelo sobre el tatami y empezó el desfile de platos a cada cual más raro: algas escurridizas, bichos viscosos... y así hasta una docena de platos que fuimos probando uno tras otro mientras soñábamos con un pa amb sobrassada. Finalmente llenamos el estomago con tempura y un caldito de miso, no sin antes cometer algunas tropelías: una mancha de salsa de soja sobre el tatami, fideos saliendo disparados al escurrirse de entre los palillos... no se nos puede sacar de casa. Tras la cena brindamos con sake y mientras hacíamos el payaso vestidos con yukatas, foto va, foto viene, sa madona nos colocó el futón sobre el tatami para dormir.

P.D.: Hace sólo una media hora que acabamos de llegar al hostal de Tokyo, únicamente hemos visto la estación y un par de calles para llegar hasta aquí. Alucinamos.

9 comentarios :

Germán y Mamen dijo...

Ya ves vosotros con ganas de pa amb sobrassada y nosotros con ganas de Japones....es que no se puede tener todo.

Un abrazo

Paloma dijo...

Qué lindo choque de culturas!!!! Yo quiero!!!!

Anonymous dijo...

Era impensable no hacer referencia a sa madona. Foto incluída! Ya estáis en la recta final. Grande Tokyo. Qué tal el domingo de parque?
Muaaak

Anonymous dijo...

Por mucho y delicioso sushi que comas, como el pa moreno no hay nada en el mundo..jeje


Marta

Anonymous dijo...

Disfrutad mucho de la exquisita educacion de los japoneses, cuando volváis a la realidad veréis aumentada x 10 la mala educación que se respira por aquí. Dale un beso a Naoshi de nuestra parte.

Marta y Maikel

Anonymous dijo...

jjajajajaaj!! y las manchitas de salsa en el tatami a quién se le cayeron??? menos mal que los japoneses no se quejan de nada que si no..pa mataros!! besotes

Joanet dijo...

exigesc una explicació detallada de què és un "momento onsen". tot en es teu relat m'ha parescut fabulós menys lo de "comunal"... què vol dir???

Anonymous dijo...

Perdonad, es algo indiscreto y no sois una gencia de viajes, pero solo si teneis tiempo, me gustaria hacer unas preguntas practicas:
ryokan en takayama (precio y nombre)
tiempo de trayectos y precios entre Kyoto Takayama y Takayama y Tokyo.
Una vez mas, si no teneis tiempo pues nada. un saludo, vuestro blog es precioso.

Katiana dijo...

Ryokan Sumiyoshi http://www.sumiyoshi-ryokan.com/ Precio unos 200€ al cambio (un caprichito) por habitación con baño privado con vistas al rio, alojamiento, desayuno y cena. El tiempo de trayecto entre dos y tres horas cada uno. El precio no te lo puedo indicar, ya que compramos un Japan Rail Pass para dos semanas. Me alegro de que te haya gustado el blog. Un placer.