Y ya que estamos… ¿Por qué no?

Una tarde, hace ya meses, charlábamos sobre la breve estancia en Estambul y decidimos organizar un viaje mucho más largo para conocer el resto del país.

—¡Y Grecia está tan cerca de Turquía! —exclamé. Así que… ya que estamos…

Al terminar el verano, izaremos velas rumbo a otros puertos mediterráneos, rumbo a la inmensidad azul. Ahí donde el silencio habla, sin más ruido que el rumor de los pinares y la salmodia de las cigarras, de antiguas historias de héroes y dioses, de esa Grecia eterna, de la luminosa alma que aún palpita bajo sus ruinas.¡Ay, siempre ese cosquilleo en el estómago antes de partir!