24 de octubre de 2007

Agra, una lágrima en la eternidad

Cuando viajas en tren ves pasar la vida enmarcada en la ventanilla del vagón como escenas de una película que se suceden rápidamente. Unos niños corren por las vías intentando alcanzar el tren, un hombre se despide de alguien alzando la mano a nuestro paso por la estación, unas mujeres caminan por el andén portando un hatillo sobre sus cabezas… todo parece suceder en un tiempo paralelo, como si el mío hubiera quedado suspendido en el aire. Unas cinco horas después de partir llegamos a Agra.


La pensión era cutre, muy cutre, pero la azotea tenía mejores vistas que el Sheraton. ¡El Taj Mahal delante! La habitación estaba tan guarra que regateamos con el recepcionista para que bajara un poco más el precio y mientras estaba agachada para dejar la mochila en el suelo le hizo señas a Javier en plan qué rica está tu mujer. ¡Pero qué cutre es esta pensión! Nada más dejar las mochilas en la habitación subimos corriendo hasta el restaurante de la azotea para intentar ver algo del Taj Mahal a pesar de ser ya de noche. Tan sólo vimos una silueta negra en la oscuridad. Cenamos y nos fuimos a la cama.


Eran las seis y media de la mañana y ya no podía dormir. Sabía que el Taj Mahal estaba ahí fuera, apenas a unos minutos andando desde nuestro hotel, y las ansias me desvelaron completamente. Desde que compramos los billetes de avión tantas veces me había imaginado estar aquí y ahora que estaba a sólo unos pasos debía seguir esperando en la habitación, hasta que abrieran las taquillas a las nueve, tic-tac, tic-tac. De pronto, recordé que en el baño había un respiradero sobre el lavabo. Tal vez desde ahí pudiera ver algo. Subí a una silla y me encaramé hasta el ventanuco. Y al asomarme lo vi, de una belleza absoluta, perfecta. Cubierto aún por las brumas del amanecer, parecía un sueño. No pude evitar que una lagrimilla resbalara por la mejilla. Una lágrima, el Taj Mahal es una lágrima en la eternidad. Un emperador mogol, tras el desconsuelo por la muerte de la más amada de sus esposas, decidió honrar su memoria con una bella historia de amor hecha piedra y mármol, un maravilloso intento de hacer eterno lo perecedero.


La perfección del momento se rompió poco después al pasar el control de seguridad. Al dejar el móvil y demás aparatos electrónicos en la consigna (obligatorio por seguridad), un señor con cara de asco nos dio un papelito mugroso con un número escrito a mano, por supuesto ni llave ni cerrojo, y "guardó" nuestras preciadas pertenencias en una caja llena de, literalmente, basura. Eso sí, amenazándonos con que si perdíamos el recibo no recuperaríamos jamás nuestras cosas. Luego se despidió amablemente de nosotros obsequiándonos con un gapazo que por poco no esquivamos. Paradojas de la India.


Como todo lo extremadamente bello en este mundo, el interior del Taj Mahal tiene poco que ver con el exterior. Toda su belleza quedó atrapada en la superficie y por dentro hay poco más que una sala vacía, austeramente ornamentada. Así que, después de cinco horas ya estábamos saturados de tanto áureo resplandor y regresamos al hostal para comer. El resto de la tarde la pasamos haciendo sobremesa en la azotea, aunque seguíamos viendo el Taj Mahal allí delante, entre la colada tendida, el parloteo de unas vecinas que enjabonaban la ropa sucia y los monos que brincaban sobre el tejado. El frágil sueño de belleza se había esfumado. Dentro de un par de horas partiremos en el tren nocturno hacia Varanasi. Nuestra estancia en Agra ha sido muy breve pero el recuerdo del Taj Mahal durará siempre.

6 comentarios :

Eva dijo...

De qué vas, Javi.. La del baño no fui yo.. Cuando yo entré ya estaba el pastel en las paredes..

Marta dijo...

Espero que hayas hecho una foto bonita del Taj Mahal para ponernos nosotros delante con el photoshop..

miquel dijo...

AAAAAhhh!!!! "El Taj Mahal" aix� ha de esser massa...

Una abra�ada.

Ara i Miquel

Anonymous dijo...

Es verdad que sois guapetes y yo tambien quierooooooo una foto delante del Taj Mahal !!!!!!!! besitos de los "Corleone"

mamen dijo...

hola guapos!!!! acabo de leer vuestras últimas andanzas ya que german me ha tenido toda una semana sin internet ( en casa del herrero....). pero ya me he puesto al día. por cierto, me encanta el estilismo, veo que estais super integrados. Katiana, vete eligiendo telas que ya he aprendido a hacer vestiditos.
un besazo

Anonymous dijo...

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