Este es el lugar y este es el momento, pensamos al contemplar por primera vez las cataratas de Iguazú, un paraíso en la tierra. Llegamos a Iguazú el miércoles por la tarde pero antes, a primera hora de la mañana tomamos el autobús que nos llevó hasta la misma puerta de la calle Caminito, en pleno corazón de La Boca. Es probablemente el barrio más emblemático de Buenos Aires, ya que allí está la mítica bombonera, el estadio del Boca Juniors en el que militó Maradona y donde marcó los goles que lo entronizaron. Siempre ha sido un barrio obrero y humilde desde que a mediados del siglo XIX se instaló en él un aluvión de inmigrantes españoles e italianos. Al no tener dinero para pintar sus casuchas de chapa ondulada, usaron la pintura que sobraba de los astilleros cuando terminaban de pintar las barcazas de carga de vivos colores. Así es como Caminito fue adquiriendo esa alegre y colorida apariencia.
Caminito que el tiempo ha borrado, que juntos un día nos viste pasar... Pero suele suceder que ese tipo de lugares tan célebres venden su alma al turismo y difícilmente se distingue lo auténtico del "tango show tonight". Aún así, antes de que llegaran los turistas Caminito ya estaba ahí, donde resonaban los tangos, donde los inmigrantes añoraban el hogar perdido. Después de la visita a Caminito un tanto apresurada, cogimos al mediodía un vuelo que en poco más de dos horas nos plantó en Puerto Iguazú, a pocos kilómetros de las cataratas. Puerto Iguazú es un pueblo fronterizo entre Argentina y Brasil que dispone de un buen surtido de hoteluchos, pensiones baratas y colmados para proveernos de comida y evitar así los carísimos restaurantes del parque nacional. Aparte de esto el pueblo no tiene ningún atractivo, únicamente una pequeña feria permanente de productos regionales en las afueras a la que acude gente del pueblo y mucho turista brasileño, de hecho la llaman a feirinha. Hay un ambientillo muy agradable y hemos aprovechado un par de noches para hacer una picadita allí mientras escuchamos a los argentinos charlar con ese dulce acento parecido al brasileño propio de la región, muy diferente del porteño.
Al preparar un viaje a las cataratas de Iguazú siempre surge una duda ¿Es mejor el lado argentino o el brasileño? Después de haber estado allí durante tres días podemos responder sin dudar: ¡Los dos! Igualmente impresionantes los dos, en el lado brasileño se obtiene una panorámica más completa ya que el ochenta por ciento de las cataratas están en el lado argentino, donde la visión es mucho más cercana e intensa. Empezamos el primer día por el lado brasileño cogiendo un autobús desde Puerto Iguazú. Al cruzar la frontera bajamos para realizar unos trámites sencillos y rápidos, apenas unos minutos, y volvimos a subir al mismo autobús. Como el recorrido por el lado brasileño es mucho más corto, tuvimos tiempo para visitar el Güira Oga, un refugio para animales salvajes. No se trata de un zoológico con animalitos enjaulados, sino un hospital donde recogen animales heridos o requisados en la aduana y permanecen en cautiverio hasta su recuperación. La mayoría son puestos en libertad una vez recuperados, pero otros deben permanecer en cautiverio, pues no están en condiciones de sobrevivir en la selva. El centro se financia con las visitas de turistas y es una manera efectiva de ver de cerca tucanes, monos, caimanes... y otros animales exóticos que en condiciones normales es muy difícil. Ya nos pasó durante los tres días de trekking por la selva en el norte de Thailandia, los animales huyen al detectar la presencia de humanos, y hacen muy bien. La selva se oye, pero no se ve. En las cataratas hemos visto muchos pajarillos de colores exóticos, tropecientasmil mariposas, alguna que otra iguana y cientos de coatíes, parecidos a los monos pero menos cabroncetes.
La naturaleza se desborda en las cataratas de Iguazú de tal manera que sólo podemos contemplarlas con la boca abierta y la admiración más plena, la fascinación más absoluta por su exuberante y poderosa belleza. Sale el sol, nacen los arco iris y miles de mariposas revolotean alrededor de una iguana que espera pacientemente zamparse alguna. El ruido ensordecedor del agua que se desparrama con una fuerza brutal lo invade todo, nos estremece y nos hace saber que no hemos visto ni veremos nada igual sobre la faz de la tierra.
2 comentarios :
una pasada........lo mejor está por llegar
Estaba buscando realizar mis próximas vacaciones y aun no sabia hacia donde ir. Me dieron ganas de ir a hoteles puerto
iguazú y al ver estas imágenes confirmo mucho mas mi deseo
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